Mientras que por una parte el mundo científico disecciona el cuerpo humano y va en la dirección de investigar cómo reemplazar órganos, cómo meternos un corazón completamente nuevo, hacernos crecer los dientes, un brazo faltante, por otra, hay una dirección en reversa.
Se trata de generar nuevas formas de atacar enfermedades sin invadir el cuerpo o al menos no invadirlos desde afuera.
Para los fóbicos a las vacunas, cortes y suplantaciones de pedazos del cuerpo, hay un comienzo interesante, apareció un parche-vacuna.
Es un parche que se coloca en vez de una vacuna, que contiene una microvacuna que no es perceptible como invasión al cuerpo.
La idea es que la vacuna, el parche, se pueda enviar por correo.
Dicen que la “aplicación” del parche se siente como una superficie áspera como lija.
El invento, originario de Giorgia, Estados Unidos, está causando mucha curiosidad, y se espera que se comience a usar en el público lo más pronto posible ya que en tiempo de gripe A y pandemias desconocidas, la población desea tener soluciones más sencillas lo antes posible.
Las miniagujas no duelen y no se necesita ninguna preparación especial para aplicarlas, el parche resuelve el problema del miedo a las agujas y el desecho de las ampolletas, pues éstas se disuelven, el objetivo es que la gente tenga fácil acceso a los medios de prevención.
La mala noticia es que esta clase de idea va contramano de los tiempos, se calcula que para estudiar los efectos y colaterales del método hará falta como cinco años más. Demasiado tiempo para las enfermedades que se difunden a igual velocidad que los chimes en Internet, al segundo.
Habrá que tener paciencia. |